El fútbol se resiste al cambio tecnológico. Pero ya existen proyectos que buscan ayudar a los entrenadores con algoritmos y 'big data'.Procesando los datos de posición de los jugadores pueden predecirse probabilidades de gol.“Hoy en día ninguna gran empresa toma decisiones sin apoyarse en la inteligencia artificial”, resume Gaizka San Vicente, CTO de Olocip, la primera empresa que se ha aventurado a aprovechar el potencial de la inteligencia artificial para hacer fichajes, evitar lesiones o hacer cambios tácticos. Durante dos años han desarrollado, junto con el departamento de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la fórmula que otorga ciencia al fútbol.
Más de 100 variables del juego son enviadas a un ordenador para que prediga situaciones de un partido que ayuden al entrenador a tomar decisiones en tiempo real. Una revolución nunca vista hasta ahora en el fútbol pese a la gran cantidad de datos que actualmente se obtienen de cada partido.Por ejemplo, mediante cámaras ubicadas en un estadio pueden obtenerse posiciones de cada jugador y del balón con una frecuencia de actualización de décimas de segundo”, explica Concha Bielza, profesora del departamento de Inteligencia Artificial de la UPM: “Esto genera un gran volumen de datos en crudo que normalmente han de procesarse para medir las ventajas y desventajas del juego como el ratio de pases largos–cortos, verticalidad ganada, posesión, cambios de orientación, tiros a puerta, centros al área
El aprendizaje automático convierte estos datos procesados en modelos estadístico-computacionales. Algunos de ellos tienen gran potencialidad y permiten predecir probabilidades de eventos de interés, por ejemplo, gol o número de ocasiones de cada equipo en los siguientes 10 minutos”.Es decir, un ordenador le dice al entrenador qué cambiar del juego de su equipo para lograr elevar el porcentaje de meter un gol.La máquina hará sugerencias que ayuden a los entrenadores a tomar decisiones.
Ancelotti y la resistencia al cambio. “Cuando hablamos con Ancelotti, nos dijo: Hasta la puerta del vestuario, sí. Dentro, decido yo”, explica Tim Mallalieu, mánager del proyecto Data Explorer de Microsoft, que trabaja con el Real Madrid.
Fuentes de los clubes aseguran que Microsoft y el resto de empresas aportan solo la visualización más comprensible de los datos obtenidos por los GPS y las cámaras que hacen el seguimiento de los futbolistas. Es decir, distancia recorrida, aceleraciones, velocidad alcanzada y pases correctos. Nada más. El ego de los entrenadores, a veces tan grande como el de sus estrellas, dificulta la llegada del asistente tecnológico a los vestuarios.Solo un genio de los fichajes como Arsène Wenger, el mánager y entrenador del Arsenal, ha confiado en ayudarse del big data para medir el valor de sus fichajes y ha adquirido la empresa americana StadDNA por cuatro millones de dólares después de haber fracasado en sus últimas contrataciones.De esta manera, el ingeniero de la UPM arroja ciencia sobre uno de los grandes misterios del fútbol: qué pasaba por la cabeza de Maradona cuando dejó “en el camino a tanto inglés”, como se narró su famoso gol de 1986. “La resolución creativa de problemas”, de la que habla Larrañaga fue explicada a su estilo por el propio Maradona: “Cuando encaré a Shilton me acordé de mi hermano que me había dicho que tenía que regatearlo”. Meses antes de aquel partido, Maradona había protagonizado una jugada muy similar contra el mismo portero de brazos larguísimos. En aquella ocasión, el 10 optó por superar al portero con un disparo que no tuvo éxito y su hermano le dijo: “Deberías haberlo regateado”. Según explicó Maradona, en ese vertiginoso instante en el que el narrador Victor Hugo Morales se queda sin palabras y solo alcanza a decir “ta ta ta ta ta”, su cerebro procesó el recuerdo del consejo de su hermano, la jugada de meses antes y la solución al problema.