En rimada síntesis, este refrán español de tradición oral da una lección de aliento. Cuando algo no resultó como se esperaba (porque se tomó la decisión errónea, porque surgió un imponderable, por lo que fuera), ni arrepentirse ni quedarse llorando. Valor, fortaleza, constancia, y a seguir. Poner el pecho.
A lo hecho, pecho. Hay personas que sacan pecho para andar por la vida, otras lo esconden, otras son pecho frío... Pero es solamente ante una situación irremediable que el verdadero pecho humano se pone a prueba, este refrán nos indica en pocas palabras cómo atravesarla… ¡Claro! ¡A lo hecho, pecho!
Lo hecho, hecho está, es inevitable porque ya sucedió. Y el pecho es corazón más coraje. Todo eso vale la pena poner para seguir adelante y no quedar pegados a esa frustración o ese dolor… Hay un valle donde todos y todas solemos caer cuando el destino nos resulta adverso: el valle de los lamentos. Un valle que, como su nombre lo indica, consiste en vivir cómodamente haciéndonos la vida imposible a nosotros mismos y, por supuesto, a los demás…
¡Y sí! Lo que digo sonará cruel pero lo muerto no se puede resucitar; y esto vale tanto para una persona como para una casa incendiada o una relación amorosa. Poner el pecho no es olvidar lo sucedido, es aprender a convivir con eso y, en lo posible, sacar una lección de allí… Cuando el lamento desaparece y muta en una reacción a tono con la circunstancia, el pecho se hincha de alivio y respirar ya es otra cosa…
Desde la vereda de enfrente, una muchachada entusiasta proclama su refrán: “El que no arriesga, no gana”… Toda una provocación para los que acaban de arriesgar y perder…
Lo cierto es que si no aprendemos de nuestros propios errores, ¿de dónde vamos a aprender?... No quiero hablar de mi vida privada pero es que la venezolana Scarlett Linares, la guayanesa de oro, me canta que no se arrepiente de haberme amado porque se aprenden cosas de la infelicidad, gracias Scarlett…