El pueblo argentino y el salteño en particular, estamos viviendo una seguidilla de hechos, que nos están haciendo perder nuestras libertades que, con motivo de la pandemia o con el pretexto de ella, los gobernantes nacionales, provinciales, municipales y judiciales nos están haciendo perder los derechos democráticos y republicanos.
Como médico digo: Existe la salud publica orientada a la salud individual y colectiva, lo que se debe cuidar al máximo, sin politiquería de por medio (tal como sucede hoy en día), y la salud democrática republicana que también se debe cuidar al máximo.
Resulta ser que se han implementado una serie de medidas y protocolos, en distintas actividades del quehacer cotidiano, ya sea en los establecimientos sanitarios, educativos, oficinas públicas y privadas, tanto del sector administrativo, como gastronómicos, supermercados, farmacias, transporte, todo lo que es atención al público, que sirven para la protección y/o prevención de la salud, que a veces pueden parecer molestos, pero que son necesarios.
A todas estas medidas se le suman los problemas con el tema vacunas, que si hay o no, si una dosis para uno o dos dosis para otros, si hay vacunatorios vip o no, si son para personal estratégico o no, tema que será para otro análisis.
Volviendo al comienzo, se escuchan voces de que las elecciones, primero las provinciales y luego las nacionales se postergarían o se suspenderían, existiendo funcionarios nacionales que en distintas declaraciones presionan en ese aspecto a los gobiernos provinciales, entre ellos a Salta. Acá, aparece la salud democrática y republicana que tenemos que preservar a toda costa.
Lo único que le queda al pueblo en estos momentos, como acto de libertad son las elecciones, que más allá de la existencia de posibles irregularidades en los comicios, sigue siendo el acto de libertad democrática por excelencia y, si este se anulara perderíamos toda libertad.
Acá, la justicia tendrá un papel fundamental para hacer cumplir la constitución.
Si para algunos “iluminados”, no estarían dadas las condiciones para una elección, le diría como dijo el Gral. San Martin, “puede ser imposible, pero es imprescindible”, tener elecciones.
Propongo, a los fines de resguardar la salud democrática republicana, generar un protocolo también para el acto eleccionario, con el fin de no postergarlas ni suspenderlas.
Existen países tanto del primer mundo como Estados Unidos, Israel y otros, también nuestros vecinos, que hicieron elecciones en plena pandemia: Bolivia, Perú, Ecuador, Chile, etc., e inclusive Argentina y Salta abrieron sus escuelas para facilitar la votación acá de los ciudadanos por ejemplo bolivianos, chilenos y peruanos residentes en el País.
Por todo esto pienso, se podría hacer un protocolo para:
1.- Ampliar los días de votación
2.- Ampliar el horario de votación
3.- Que un día voten los DNI pares y otro los impares
4.- Ampliar el número de mesas de votación, con hasta 100 votantes cada una, con lo que daría menos de 10 votantes por hora.
5.- No utilizar el cuarto oscuro, ya que por ejemplol con las maquinas de voto electrónico mirando hacia la pared, se resguarda sin ningún riesgo la característica secreta del sufragio, por lo que podría habilitarse pasillos de una escuela o de otros establecimientos institucionales.
6.- Ampliar la cantidad de lugares de votación, etc. Dichas junto a otras que pueda definir el COES, serían opciones concretas a evaluar para un posible protocolo electoral.
En definitiva y a titulo de aporte, estas ideas demuestran que existen posibilidades concretas que con un protocolo diseñado se puede realizar una votación sin hacer perder al pueblo, el ultimo o casi el último acto de libertad ciudadana.
Por Antonio Lovaglio: ex diputado nacional y ex ministro provincial