El Gobierno les soltó la cuerda a los formadores y ahora no saben cómo frenar la inercia. En Comercio avisaron que "los controles no van más", pero en góndola hay aumentos superiores al 100 por ciento. Los súper, desconcertados, y los fabricantes en una fiesta de remarcaciones.
El dato golpeó hasta a los detractores más duros del rol Estado como regulador. En grupos de Whatsapp de empresarios y funcionarios circuló una imágen de una caja de arroz de primera marca con un precio de delirio: 5000 pesos. El alimento, que históricamente fue el producto más barato de la canasta de alimentos, hoy es un lujo. El arroz gate, además, expuso un fenómeno pocas veces visto. La foto de un gobierno preocupado por los efectos de la liberación de precios que ese mismo gobierno produjo, y que se decidió encarar aún cuando la inflación ya venía montada en un 180 por ciento tras la gestión de Sergio Massa en Hacienda.
En este escenario, en el sector comercial están desconcertados porque los precios en las góndolas se están disparando arriba del 100 por ciento y la única señal de la Secretaría de Comercio es la de no intervención. Además, la liberación de valores les dio a la alimenticias nucleadas en la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL) un poder absoluto para remarcar según su esquema de costos. Esto, sin la intermediación del Ejecutivo, desespera a los supermercados de todo el país, que ante la advertencia de caída en las ventas tratan de ver cómo ofertan mejor, mientras los que les venden producto aumentan todo el tiempo. (...)