La fotografía que recorrió el mundo es la de Jihad Al-Suwaiti, un joven palestino (30) de la ciudad de Beit Awa, en Cisjordania, quien se halla sentado en lo alto de una ventana del Hospital Estatal de Hebrón, con un sólo propósito: acompañar a su madre mientras transitaba una enfermedad sumado a su reciente contagio por COVID-19.
Rasmi Suwaiti, madre del joven, una mujer de 73 años, se encontraba luchando contra una leucemia cuando contrajo el nuevo coronavirus. Tratándose de una paciente de riesgo, la trasladaron a la Unidad de Cuidados Intensivos de la clínica y le prohibieron el ingreso a su hijo. El joven no se resignó. Volvió en otra oportunidad pero no hubo caso: tuvo que retirarse nuevamente. Fue entonces que subió hasta una ventana del hospital para estar ahí, y no abandonar a su madre en una fría sala de hospital.
Finalmente, Rasmi Suwaiti falleció el pasado 16 de julio pero la imagen y la historia del joven recorrieron el mundo, trascendiendo como un símbolo de fortaleza pero por sobre todo, de amor. "Me senté impotente detrás de la ventana exterior de la sala de cuidados intensivos, observando sus últimos momentos", contó el joven al diario Arabic Post. Desde enterarse el diagnóstico de su madre, el joven fue todos los días al hospital, y aguardaba en la ventana, desde donde debió dejarla partir. La postal, conmovió incluso a Mohamad Safa, diplomático y representante ante las Naciones Unidas, quien dedicó unas palabras de duelo y realzando el valor del joven.