Brasil pidió a la Organización Mundial de Comercio (OMC) llevar adelante una iniciativa para permitirle seguir importando fertilizantes para su agro desde Rusia, esquivando las sanciones que ha impuesto Estados Unidos y la Unión Europea (UE), a la vez que se pronunció a favor de la presencia del presidente ruso, Vladimir Putin, en la cumbre del G-20 de Yakarta, Indonesia. El pedido fue hecho en la noche del lunes por el presidente Jair Bolsonaro durante la visita que realizó a Brasilia la directora general de la OMC, la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala.
Este movimiento sobre las sanciones de la mayor economía latinoamericana se inscribe en el perfil diplomático que adoptó Brasil ante el conflicto de Ucrania, que incluye una resistencia a que Rusia sea expulsada del G-20, en contra de lo proclamado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. "Pedimos la intervención de Okonjo-Iweala para que la OMC pueda concebir la idea de liderar una iniciativa que permita el libre flujo de fertilizantes para que los embargos aplicados a Rusia y el propio conflicto de Ucrania no impidan la llegada de esos insumos a Brasil", dijo el canciller Carlos França.
En la primera visita de Okonjo-Iweala a América Latina desde que asumió en la OMC en 2018, Brasil busca garantizar los fertilizantes que necesita para los suelos degradados de Mato Grosso, el estado del oeste del país que es la estrella mundial de producción de soja. La cuestión de los fertilizantes que necesita Brasil fue abordada este mes en San Pablo y Brasilia durante la visita que le realizó el ministro de Economía, Martín Guzmán, a su par brasileño, Paulo Guedes, y al titular de la cartera de Minas y Energía, Bento Albuquerque.
Brasil es el cuarto consumidor mundial de fertilizantes y produce apenas 15% en su territorio, mientras que el resto es importado. Un cuarto del producto que usa Brasil proviene de empresas rusas, cuyo comercio ahora está bloqueado por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y sus aliados.--- La directora de la OMC informó que llevará la demanda brasileña a Washington, donde se reunirá esta semana con el Gobierno de Estados Unidos, a la vez que pidió que Brasil "produzca alimentos" para evitar "carestía" y así eludir nuevas presiones inflacionarias mundiales.
"El papel de Brasil es muy importante. Si Brasil y Ucrania no producen tendremos en 2023 más problemas con la carestía de alimentos", subrayó la directora de la OMC. La posición del Palacio de Itamaraty, sede de la cancillería brasileña, con el ministro Carlos França, tras reemplazar a Ernesto Araújo, un aliado personal del expresidente estadounidense Donald Trump, se desmarcó de Washington desde el inicio de la guerra.
Sobre todo porque la cancillería volvió a su doctrina opuesta a las sanciones económicas y evitó encolumnarse 100% en la ONU y en los foros internacionales a la línea de Estados Unidos. Es por eso que el equipo del ministro de Economía, Paulo Guedes, ya anunció que la posición de Brasil es contraria a que Rusia sea expulsada o suspendida del G-20 por la invasión a Ucrania, como reclamó Biden a los líderes de ese grupo económico.
El canciller França reforzó en las últimas horas que pretende apoyar la permanencia de Rusia dentro del G-20, tal la línea de la diplomacia de Brasilia "Traer a Rusia a la mesa del G-20 puede contribuir para una solución diplomática duradera con base en el derecho internacional y en la negociación. Nos gustaría tener a Rusia presente y que sea posible traer a todas las partes a la mesa negociadora", dijo França al lado de la directora de la OMC.
En el marco de la ONU, el grupo Brics repudió suspender a Rusia del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas a inicios de abril. Brasil, India y Sudáfrica se abstuvieron, mientras que China y Rusia votaron en contra. Bolsonaro hizo una visita de un día en marzo a Putin, antes de la guerra, para solicitarle continuidad en la provisión de fertilizantes, ocasión en la cual se declaró "solidario con Rusia", sin especificar los motivos de esa frase.
Más tarde, el presidente brasileño insistió en que la posición brasileña es de "neutralidad" buscando continuar el comercio para su agronegocio, que es la gran base electoral del presidente que buscará su reelección el 2 de octubre. La semana pasada, el ministro de Economía ruso, Anton Siluanov, escribió al ministro Guedes una carta pidiendo el apoyo de Brasil para evitar mayores sanciones y "discriminación" contra Moscú en instituciones financieras como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
La posición diplomática de Brasil innovadora dentro de la gestión de Bolsonaro -que estaba alineado automáticamente con Estados Unidos- ha tenido elogios por parte de analistas vinculados a la oposición de izquierda y centroizquierda. El movimiento de la gestión bolsonarista hacia evitar las sanciones y distanciarse de Washington y Bruselas es visto como una señal parecida, por la composición ideológica ultraderechista del gobierno, con una decisión histórica del dictador Ernesto Geisel, en noviembre de 1975, contraria al Departamento de Estado.
La dictadura brasileña, con el fin del salazarismo en Portugal, fue el primer país en reconocer la independencia de Angola, hoy un socio clave en Africa de Brasil.