Las violentas protestas contra el racismo y la violencia policial que estallaron la semana pasada han disminuido. Pero las réplicas políticas de las manifestaciones, a veces violentas, continúan, también en otros países.
El martes 27 de junio por la mañana, un agente de policía francés disparó y mató a un conductor de 17 años, el joven Nahel M., con raíces argelinas. Según informaciones coincidentes de los medios de comunicación, los agentes habían parado el vehículo tras varias infracciones de tráfico peligrosas.
De este tipo de crisis se benefician especialmente los partidos antiinmigración. Los políticos de derechas de toda Europa han aprovechado los disturbios para avivar el sentimiento contra los refugiados y los inmigrantes en las redes sociales, y para reclamar una política de inmigración más restrictiva. En países como Alemania, Hungría, Polonia, Suecia o Italia, las fuerzas de derecha ya habían experimentado recientemente un aumento significativo de votos.
La atención prestada al origen a menudo migrante de los manifestantes puede encontrarse en varios debates en Francia. El líder del partido de derechas Rassemblement National, Jordan Bardella, habla de un "embrutecimiento de la sociedad como consecuencia de una política de inmigración completamente demencial".
El comentarista de televisión Jean Messiha, conocido por sus opiniones de derecha radical, incluso pidió donaciones para la familia del presunto autor del disparo, que está siendo investigado por asesinato premeditado. El llamamiento se extendió rápidamente por toda Europa a través de las redes sociales, decenas de miles de personas han participado ya en la acción. A los representantes de los suburbios o a los actores de la sociedad civil, en cambio, rara vez se les ve en los debates. (...) DW