El papa Francisco expresó sus deseos de viajar a la Argentina: “Sí, me gustaría ir”, dijo en una entrevista que le concedió a la Agencia Télam desde su casa de Santa Marta. A menos de una semana de las elecciones, el Sumo Pontífice negó ser “comunista” y, sin nombrar a Javier Milei, hizo alusión a cuestionamientos que, en el pasado, recibió del candidato de La Libertad Avanza (LLA) quien lo vinculó a “dictaduras sangrientas” y hasta llegó a calificarlo como el “representante del maligno en la Tierra”.
El Papa también se refirió al conflicto en Medio Oriente y llamó al “diálogo universal”. “Desde que terminó la Segunda Guerra Mundial hasta ahora hubo guerras en todos lados. Esto fue lo que me llevó a decir que estamos viviendo una guerra mundial a pedacitos”, sostuvo.
Más adelante, opinó acerca del rol de la juventud y buscó dar un fuerte mensaje. “A veces los chicos y las chicas se aferran a milagros, a Mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica. El Mesías es uno solo que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo. Ninguno puede prometer la resolución de conflictos, si no es a través de las crisis saliendo hacia arriba”, aseguró.
Y agregó: “A veces noto que falta esa capacidad de gestionar las crisis y de hacer aflorar la propia cultura. No tengamos miedo a que salgan los verdaderos valores de un país. Las crisis son como voces que nos señalan dónde hay que proceder. En cambio, los problemas que a veces están un poco tapados o guardados, son como el flautista de Hamelin, que tocan la flauta, vos creés que todo es flauta, vas allá y todos se ahoga.
Yo le tengo mucho miedo a los flautistas de Hamelin porque son encantadores. Si fueran de serpientes los dejaría, pero son encantadores de gente… y las terminan ahogando. Gente que se cree que de la crisis se sale bailando al son de la flauta, con redentores hechos de un día para el otro”.
Además, Francisco opinó acerca del empleo y los trabajadores. “Hay líderes políticos, en distintos países, que basan sus promesas de campaña en acabar con los derechos conquistados. Cuando un trabajador no tiene derechos o se lo contrata por poco tiempo para ir cambiándolos y no pagar aportes, se lo convierte en esclavo y uno se transforma en verdugo. Cuando se empieza a contratar en negro para no pagar los aportes y negociar el futuro de esa gente a la esclavitud, ahí empieza a enfermarse el trabajo. Y en vez de dar dignidad, el trabajo confiere esclavitud”, dijo en diálogo con la periodista Bernarda Llorente.
Fuente: télam