El discurso del presidente español, Pedro Sánchez, llegó al Foro Económico de Davos justo tras las sorpresas y los aplausos tímidos que despertó el argentino Javier Milei. El español líder del Partido Socialista Obrero (PSOE), que renovó su mandato por los próximos cuatro años hace dos meses, se ubicó en las antípodas con un discurso en el que condenó la ideología neoliberal, reivindicó la democracia e hizo énfasis en el rol del Estado.
“Ayúdennos a elevar el poder adquisitivo de los trabajadores, a frenar la emergencia climática, a reivindicar las normas internacionales y a defender la democracia y luchar contra la involución que representa la ola reaccionaria que recorre el mundo. En resumen: ayúdennos a dar a la gente una vida mejor”, dijo Sánchez a los ejecutivos y políticos, considerados líderes del mundo occidental, que estaban sentados en el auditorio. Lo hizo, nada más y nada menos, en un año clave en elecciones: serán en más de 70 países y, por el peso geopolítico de algunos de ellos -como Estados Unidos y la Unión Europea-, sin dudas se definirá el devenir del mundo.
Sánchez sabe de qué habla: durante el año pasado le presentó batalla al partido ultraderechista Vox, que se impuso en los comicios regionales y son aliados de Milei. A los meses, Sánchez los enfrentó en la alianza que presentaron con el derechista y conservador Partido Popular para las presidenciales. El líder del PSOE ganó con un discurso en el que reivindicó a los feminismos, al ambientalismo y logró quedarse en la presidencia por cuatro años más. De esa manera, incluso, le puso un freno a la ultraderecha en el Parlamento Europeo, en donde las fuerzas del mismo tinte están nucleadas en el Grupo Identidad y Democracia.
“No nos traguemos los viejos postulados neoliberales que presentan al Estado como un ente puramente extractivo que no genera valor. O que afirman que la única responsabilidad de las empresas es aumentar los beneficios de sus accionistas. Se ha demostrado que estas ideas son erróneas, por la ciencia y la experiencia. Ustedes lo saben. Ustedes saben que las empresas necesitan a los gobiernos para innovar y crecer. Y que, si las empresas no trabajan juntas, si no alinean sus intereses con los de la sociedad en su conjunto, no podremos superar los grandes retos de nuestro tiempo. Y esto repercutirá en sus empresas”, dijo el mandatario español en contraposición a Milei, que animó a los empresarios a no avergonzarse de hacerse ricos.
También pidió a los empresarios que no se dejen conquistar por las ideas neoliberales que los ponen en el lugar de enemigos: “Es una trampa”, les avisó. En ese camino, los convocó a tender puentes, a potenciar sinergias y establecer nuevas formas de colaboración público-privadas.
“Sólo confío en las manos de carne y hueso: las que levantan la persiana de un negocio cada mañana, las que sostienen un libro en la escuela, hacen la cena por la noche para su familia o depositan un voto en la urna. Me importan esas manos, reales y visibles”, dijo tras pedir que es necesario prestar “más atención a las preocupaciones” de las y los trabajadores, jóvenes y mayores.
Sánchez pasó en Davos dos días con la agenda repleta de punta a punta con reuniones con empresarios del máximo nivel, informó El País y lo catalogó como uno de los “líderes veteranos” del Foro Económico. Allí, aclararon que “nadie le preguntó” por las supuestas amnistías que se negocian con el secesionista catalán Carles Puigdemont. Según el equipo del español, la sensación al cierre del encuentro fue de “éxito”.