Con los agricultores acampados en barricadas alrededor de París, el gobierno de Francia esperaba calmar su ira el martes con más concesiones a sus quejas de que el cultivo de los alimentos se ha vuelto más complicado y no deja suficientes márgenes de beneficios.
La atención está puesta en el discurso que el nuevo primer ministro, Gabriel Attal, ofrecerá por la tarde en la cámara baja del parlamento en el que expondrá las prioridades de su gobierno. La campaña de los agricultores en favor de mejores salarios, menos restricciones y costos más bajos ha derivado en la primera gran crisis que enfrenta Attal en su primer mes en el cargo. Los manifestantes rechazaron las medidas anunciadas por Attal por considerarlas insuficientes.
Los manifestantes rodearon París el lunes con barricadas que cortaron el tráfico, utilizando cientos de tractores y montones de pacas de heno para cortar las autovías que conducen a la capital francesa, que albergará los Juegos Olímpicos en seis meses. Los inconformes estaban preparados para una larga batalla, con tiendas de campaña y reservas de comida y agua.
El gobierno anunció que movilizará 15,000 agentes de policía, la mayoría en la región de París, para frenar cualquier intento de los manifestantes de entrar en la capital. También se desplegaron agentes y vehículos blindados en el mercado de Rungis, el principal centro de abastecimiento de alimentos frescos de París. En la vecina Bélgica, los agricultores también levantaron barricadas para cortar el tránsito en algunas carreteras principales, incluso en la capital, Bruselas. Las protestas en Francia son otro ejemplo de una crisis alimentaria global agravada por la guerra que desde hace casi dos años libra Rusia en Ucrania, un importante producto de alimentos.