Un vuelo de Alaska Airlines procedente de Arlington, Virginia, aterrizó de forma segura en el Aeropuerto Internacional de Portland, Oregon, a pesar de que la tripulación descubrió una grieta en el parabrisas interno de la cabina durante el descenso. El incidente puso de manifiesto las recientes dificultades que ha enfrentado la fabricación de aeronaves de Boeing, incluyendo al modelo protagonista de este incidente, el Boeing 737-800.
El vuelo, que trasladaba a 159 pasajeros y 6 miembros de la tripulación, no reportó ningún herido a raíz de este hecho, según informaron representantes de la aerolínea a KOIN 6 News. Mediante un comunicado, Alaska Airlines afirmó a FOX12 que la grieta ocurrió mientras el avión aterrizaba. “La tripulación siguió sus listas de verificación y el avión continuó de manera segura hasta su destino según lo programado”, agregó la aerolínea.
La atención se centrará ahora en las complejidades técnicas de los aviones Boeing, particularmente después de que se descubriera que estos modelos cuentan con un sistema de parabrisas compuesto por cinco capas, incluyendo un panel externo, tres capas internas, y un panel interno. Esta configuración permitió que el avión aterrizara sin complicaciones ni pérdida de presión. Tras el suceso, se anunció que la aeronave sería inspeccionada y reparada por ingenieros en tierra.
Este incidente no es aislado en el contexto de problemas recientes relacionados con aeronaves de Boeing. Hace menos de dos meses, otro vuelo de Alaska Airlines experimentó un incidente cuando un tapón de puerta se desprendió en pleno vuelo, lo que obligó a la aeronave a realizar un aterrizaje de emergencia.
La compañía ha sido criticada por fallos en sus procesos de producción, específicamente con el modelo 737 MAX, después de que una auditoría de la Administración Federal de Aviación (FAA) revelara deficiencias significativas en la producción y el control de calidad.