El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, comparece este viernes ante la corte suprema a la que pidió validar su cuestionada reelección, en medio de una creciente presión internacional para que divulgue las actas de la votación del 28 de julio, que la oposición denuncia como un fraude. La audiencia responde a una solicitud que hizo la semana pasada Maduro al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), señalado de servir al chavismo, para «certificar» la elección a través de un proceso que académicos y dirigentes políticos consideran improcedente.
«Queremos paz, tranquilidad, por eso yo metí ese recurso contencioso ante el Tribunal Supremo de Justicia. Ha habido dos días de audiencia, fueron citados todos los candidatos y todos los partidos. (…) Me toca a mí», dijo Maduro el jueves ante cientos de seguidores en una manifestación en Caracas. Maduro defiende su victoria y asegura tener el 100% de las actas. El presidente del CNE, Elvis Amoroso, acudió el lunes a la corte y dijo haber entregado todo el material solicitado: actas de escrutinio de las mesas electorales, el acta de totalización definitiva y copia de la proclamación de Maduro. Según lo anunciado por la presidenta del Supremo, Caryslia Rodríguez, el material será revisado en un lapso de 15 días que puede ser «prorrogable».
Brasil, Colombia y México están haciendo esfuerzos diplomáticos para buscar soluciones a la crisis desatada tras las elecciones y el jueves dijeron tomar nota del proceso en el TSJ, pero insistieron en la necesidad de que se publiquen las actas electorales. Estados Unidos, que advirtió a Maduro sobre más presión internacional si Machado y González Urrutia son arrestados, también busca dar espacio a Brasil, Colombia y México para que puedan «trabajar y encontrar un modo de avanzar», según dijo el jueves el embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Francisco Mora.