La crisis que afecta la continuidad de Lácteos Verónica se intensifica semana a semana y la compañía llega a este inicio de julio con un parate prácticamente total de su operatoria y con la posibilidad de una quiebra que redundaría en la pérdida de al menos 700 puestos de trabajo. La compañía no abona salarios desde mayo y la cúpula de la lechera aún no consigue fondos frescos para cubrir sus deudas. La empresa ya no procesa leche y, en cambio, no ha dejado de incrementar el endeudamiento con sus proveedores. Ligado a esto, Lácteos Verónica debe millones a partir de la emisión de cientos de cheques rechazados.
"Las fábricas están prácticamente vacías. Ya no hay productores que lleven leche. Nosotros seguimos con la retención de crédito laboral de ocho horas, pero así fuese de cuatro es lo mismo porque no hay nada para hacer. Vamos al puesto de trabajo, pero ya ni van los jerárquicos y no hay gente que de respuestas", declararon delegados de los operarios de la láctea.
Precisamente, la falta de insumos es lo que también alimenta los rumores de que, de no concretarse una reactivación en el corto plazo, Verónica comenzará a transitar el camino hacia la quiebra final. En el ámbito de la lechería afirman que un encuentro reciente entre integrantes de la familia Espiñeira, dueña de la láctea, y ejecutivos del Banco de Santa Fe podría dar pie a algún tipo de ayuda financiera capaz de reactivar la producción.
Hoy por hoy, la firma adeuda casi $8.000 millones a bancos y entidades crediticias. A la par, no ha dejado de incrementar la cantidad de cheques sin fondo: según datos del Banco Central (BCRA) a los que accedió iProfesional, Verónica suma casi 600 documentos rechazados por un valor superior a los 2.100 millones de pesos. Desde el ámbito de los empleados de la firma se reconoce que la compañía aún no desactivó puestos de trabajo, pero sí se señala que Verónica transita una crisis que, de no hallarse una salida urgente, redundaría en el cierre de la láctea.