Salvador Allende advirtió en varias alocuciones previas al golpe de estado que lo derrocó en septiembre de 1973, que la dictadura que sobrevendría sería fascista y por ende represora y criminal.
En su última intervención pública, previa a su sacrificio en la moneda defendiendo armado la democracia y la constitución, Allende calificó a los autores del golpe de estado de cobardes. felones y taridores. Le faltó agregar “ladrones”. Hoy, 52 años después de ese fatídico 11 de septiembre de 1973, los medios chilenos e internacionales informan y comentan la pelea familiar de los hijos del dictador Augusto Pinochet por una parte del botín que su padre robó al pueblo de Chile, además de la vida y la tranquilidad de miles de habitantes de ese país.
Jacqueline Pinochet Hiriart presentó una denuncia contra su hermano Marco Antonio. Lo acusó de lucrar ocho propiedades de la herencia maldita. Están ubicadas en algunos balnearios, en la elegante Vitacura, en Santiago. Además, hay una finca en Melocotón y una hacienda con varias cabañas en Los Boldos, donde están enterrados los esposos Pinochet-Hiriart, en la capilla.
El abogado de Jacqueline, Jorge García, dice que se calcula en cerca de 200 mil dólares los ingresos que Marco Antonio ha birlado a su hermana como lucro de esas propiedades. Jacqueline no presenta ninguna denuncia sobre el acceso a las 125 cuentas millonarias en dólares en el Riggs Bank de Estados Unidos y las empresas de maletín que su papá creó desde 1974 en Bahamas, precisamente el año más cruel del ajuste neoliberal que sus ministros de economía y finanzas impusieron al pueblo de chile porque, seguramente, de esos bienes financieros ella si ha participado.
Era la lógica neoliberal in extremis. Sangre y miseria para las mayorías, lujo y enriquecimiento ilícito para la minoría. Y su jefe era el dictador Augusto Pinochet. Chile vive una campaña presidencial que culmina en noviembre. En esa campaña participan tres candidatos de la derecha pinochetistas, una vergonzante y dos agresivamente pro dictadura. La vergonzante es Evelyn Matthei, de la UDI. Dice que “la dictadura fue necesaria e inevitable”, pero ahora debe continuar la democracia. Su padre fue un cuadro de la dictadura en varias posiciones en la junta militar y en el gabinete de Pinochet.
Luego está el Milei chileno, Johannes Kaiser, de procedencia alemana. Es una suerte de “libertario represivo con los vulnerables” y candidato del Partido Nacional Libertario. Ha proclamado que de ganar la candidata de la coalición de izquierda Jeannette Jara, miembro del partido comunista, él apoyaría un golpe de estado “a lo Pinochet”.