En la Iglesia Católica se celebra el Nacimiento del Señor cada 25 de diciembre, pero una pregunta que muchos se hacen es: ¿a qué hora realmente nació el Divino Niño? La misma interrogante se hacía San Bernardo de Claraval, y Cristo se le apareció para darle una respuesta. Pero también es sorprendente lo que le pasó a dos santos franciscanos.
En el libro Leyenda Dorada o Leyenda áurea del Beato Santiago de la Vorágine se narra que San Bernardo de Claraval (1090-1153), abad y Doctor de la Iglesia, cuando tenía corta edad fue al templo para participar de la Santa Misa en la noche de Navidad.
Mientras esperaba que se diera inicio a la celebración se obsesionó con la pregunta de a qué hora habría nacido el Señor. De pronto se le apareció el propio Cristo recién nacido. “De ahí mismo entonces dedujo, y toda su vida permaneció convencido de la legitimidad de esta deducción, que Cristo había venido al mundo precisamente a la misma hora en que a él se le había aparecido de aquella manera”, indica el Beato Santiago de la Vorágine.
Más adelante, San Bernardo en uno de sus sermones sobre la venida del Señor indicó: “La medianoche viene a significar la pureza de intención. Tu ojo sencillo irradie en todo tu cuerpo; es decir, todo lo que hagas, hazlo por Dios. Y que las gracias vuelvan a su fuente y fluyan sin cesar”.
Siglos después, algo similar vivió San Francisco de Asís (aprox. 1181-1226). Hace 800 años, en la noche de Navidad de 1223 el santo hizo el primer pesebre en la historia de la Iglesia. El P. Sergio Tapia-Velasco, catedrático de la Pontificia Università della Santa Croce, en una entrevista a Vatican News indicó que se cuenta que durante la Misa de medianoche, en aquel primer pesebre navideño que promovió San Francisco, “apareció un niño en carne y hueso y lo tomó San Francisco en sus brazos”.
“A partir de ahí se empezó a difundir la devoción de poner en las casas, el día de Navidad, una representación del nacimiento del niño Jesús”, describió. Por otro lado, se dice que en la Navidad de 1445, la santa clarisa Catalina de Bolonia (1413-1463) también vio al Divino Niño a la medianoche, “es decir la hora en que, según se cree, nació Nuestro Señor”. En el libro Vidas de los Santos del P. Alban Butler se relata que ella misma narró con sus propias palabras que la Virgen se le apareció a esa hora y puso al divino bebé en sus brazos.
Hasta el momento no se sabe con exactitud la hora en que Cristo nació, pero es probable que de estas apariciones del Niño Dios en la medianoche haya surgido la tradición de poner la imagen de Jesús en el pesebre a las cero horas del 25 de diciembre.
Por Abel Camasca