Las imágenes de horror volvieron a recorrer este lunes medios de comunicación de todo el mundo luego de que se conociera un ataque ocurrido ayer “por error” –según el gobierno de Benjamín Netanyahu- contra un campamento de palestinos desplazados en la ciudad de Rafah que mató al menos a 45 civiles, muchos de ellos niños y niñas. El suceso originó una ola de condenas en todo el planeta, en muchos casos de potencias occidentales que empatizan con la administración israelí, sobre todo para posicionarse frente al complejo mundo árabe que abraza la causa palestina.
Netanyahu, cuya detención fue pedida en las últimas horas por el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional por los ataques indiscriminados a la población civil palestina en el marco de la ofensiva militar contra los integristas de Hamas, reconoció el lunes que se había cometido un “trágico error” al incendiar un campamento de tiendas de campaña que albergaba a palestinos desplazados. El ataque sumó nuevas críticas internacionales que Israel viene cosechando desde que el 7 de octubre pasado inició la guerra contra Hamas en respuesta a una extraordinaria y salvaje ofensiva que los islamistas palestinos concretaron en el norte de Israel, en la que mataron a unas 1.200 personas y tomaron varias decenas de rehenes, algunos de los cuales permanecen en cautiverio. (...)
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