Australia anunció la ampliación del despliegue de soldados en los hogares de ancianos, que iba a terminar a mediados de agosto, a raíz de la nueva ola de contagios de COVID-19 que vive el país.
El viceprimer ministro de Australia y titular de Defensa, Richard Marles, indicó que "la medida extrema" consiste en elevar de 30 a 250 el número de miembros de las fuerzas armadas enviados a las residencias de ancianos, así como la extensión de la misión hasta el 30 de septiembre.
La propagación del virus, con las subvariantes BA.4 y BA.5 de ómicron, durante el invierno austral han provocado más de 1.000 brotes en los más de 2.600 centros de la tercera edad, que atienden a más de 200.000 residentes, según datos oficiales de la semana pasada.
La Asociación de Proveedores de Cuidados de Ancianos y Comunitarios señala que hasta el 15 % de los trabajadores están aislados o en cuarentena. "Simplemente no podemos encontrar personal", dijo a la ABC la ministra australiana de Cuidados de la Tercera Edad, Anika Wells. La pandemia ha golpeado duramente a Australia desde que abrió progresivamente sus fronteras internacionales en noviembre pasado y retornó a la práctica normalidad.
En lo que va del año han muerto 2.301 ancianos por COVID-19 en Australia, dijo este fin de semana el presidente de la Asociación de Proveedores de Cuidados de Ancianos y Comunitarios, Paul Sadler. DW / efe