Cerca de un millón de niños han sido desplazados por la fuerza de sus hogares. Ahora se ven empujados cada vez más hacia el sur, hacia zonas minúsculas y superpobladas, sin agua, alimentos ni protección”, señaló en un comunicado la directora de Unicef para Oriente Medio y el norte de África, Adele Khodr.
Según la responsable, esto pone a los niños afectados “en mayor riesgo” de contraer infecciones respiratorias y enfermedades transmitidas por el agua, mientras que “sus vidas se ven aún más amenazadas” por la deshidratación, la desnutrición y las enfermedades.
Asimismo, indicó que Unicef y otras organizaciones humanitarias “llevan semanas dando la alarma” sobre las pésimas condiciones en el enclave palestino, donde equipos de la agencia de la ONU han visto a niños sin extremidades y quemaduras de tercer grado provocados por los incesantes bombardeos israelíes.
También condenó “las restricciones y desafíos que se imponen a la entrega de ayuda vital”, y denunció que las cantidades de asistencia humanitaria que ingresan al enclave “no son en absoluto adecuadas en comparación al nivel de necesidad”. “El sistema humanitario está colapsando, particularmente bajo la tensión extrema causada por las medidas impuestas después del fin del alto el fuego, mientras la población se ve sumida aún más en la desesperación”, lamentó la responsable de Unicef. Desde el estallido del conflicto entre Israel y el grupo islamista Hamás, el 7 de octubre, al menos 17,620 personas han muerto en la Franja de Gaza y otras más de 46,700 han resultado heridas, según el Ministerio de Salud de Gaza.
EFE