Tras la última suba que las prepagas anticiparon por mail, que se aplicará en marzo, el sector asegura que aún queda por recuperar un 40% de lo atrasado en 2023 y eso llevará entre doce y dieciocho meses.
La aclaración se dio en diálogo con Ámbito frente al último incremento previsto para el mes entrante. Diversas empresas de medicina privada ya comunicaron a sus afiliados que actualizarán la cuota entre un 23% y un 27%. Entre los argumentos justificados en las notificaciones a las que pudo acceder este diario, aparecen “la importante devaluación del peso” que afecta directamente a los insumos utilizados y medicamentos, el “mantenimiento forzado” de valores de la cuota por debajo de la inflación, el “agregado permanente” de nuevas coberturas, o el acuerdo salarial suscripto con el gremio de Sanidad.
En cualquier caso, no se trata del primer aumento del año. Durante este mes, la suba marcada varió entre un 24% y 30% y en enero subieron en conjunto un 40%, apenas tres días después del anuncio del DNU del presidente Javier Milei, que desregula la actualización del servicio, anteriormente signado por el Índice de Costos de Salud.
La inflación general de diciembre marcó un 211% anual, mientras que la suba de las cuotas marcaron un 134%, según indican desde el sector. A su vez, el IPC para el sector Salud fue de 227% en el mismo período, por lo que converger a este porcentaje requerirá de una suba adicional del 40%. La intención es indexar mensualmente las cuotas a la inflación, y sumar “entre dos y cuatro puntos más”, dependiendo las cuentas de la empresa, para recuperar lo que indican como atrasado.
Las prepagas alegan que es uno de los pocos rubros “transversales a todas las subas más importantes”: aumentos en los combustibles de 145% en un mes y medio, suba de medicamentos del 90% en el último bimestre del año pasado y alimentos por encima del 100% tras la corrección del tipo de cambio de 118%, utilizados para pacientes que atraviesan un período de internación.
“Estamos en un contexto de inflación absolutamente disparada y un contexto macroeconómico complicado”, alega un representante del sector. También entiende que para muchos afiliados se trata de un servicio imprescindible, ya que el servicio público mantiene grandes profesionales pero se encuentra “colapsado” y con “bajos recursos”, lo cual es un limitante para quién decida dar de baja el servicio. Actualmente, el sistema de salud privado (obras sociales provinciales, prepagas, sanatorios, hospitales de comunidad, PAMI y IOMA) está conformado por 33 millones de usuarios, de los cuales 6 millones son afiliados a la medicina prepaga. Solamente 1,5 millones pagan la cuota completa y 4,5 millones son socios corporativos. “Hay que mirar el contexto global para ver en quiénes impacta de lleno estos aumentos”, justifican.