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Fernández fortaleció en la Cumbre la relación con Biden, más allá de los cuestionamientos
Ambos presidentes se volverán a ver el próximo mes en Washington, pese a los severos cuestionamientos que el mandatario argentino planteó en su discurso en su calidad de titular pro tempore la Celac.
El presidente Alberto Fernández retornó de la Cumbre de las Américas tras haber fortalecido su relación con su par de los Estados Unidos Joe Biden, con quien se volverá a ver cara a cara el mes próximo en Washington, pese a los severos cuestionamientos que planteó en su discurso ante los líderes de la región en su calidad de titular pro tempore la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Y fue en el ámbito de este encuentro desarrollado en Los Ángeles, California, donde el jefe de Estado argentino cursó una invitación al mandatario estadounidense para que asista a la cumbre de la Celac que se realizará en diciembre en Buenos Aires.
Al pronunciar su discurso en la Cumbre de las Américas, Fernández produjo con sus palabras dos momentos de gran repercusión. Primero cuando le cuestionó a Biden la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela del cónclave regional por expresa decisión de los Estados Unidos, y luego al solicitar la renuncia del uruguayo Luis Almagro como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), debido al respaldo que le dio al golpe de Estado que derrocó a Evo Morales en Bolivia, en noviembre de 2019.
Sobre el primer punto se explayó el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello, ante los periodistas acreditados en la Cumbre. "Nosotros creemos que en la Cumbre de las Américas deben participar todos los países de la región. Ante esto, el Presidente tenía dos opciones: optar por decir lo que pensaba, o callarse. Eligió hablar y me parece que hizo un gran aporte para el diálogo entre Estados Unidos y los demás países de la región", analizó Argüello en declaraciones a Radio 10. Sobre Almagro, el embajador consideró "Argentina tiene una mirada muy crítica con respecto a la actual conducción de la OEA".
"El Presidente se ha expresado en ese tema en la Cumbre, pero eso no quiere decir que Estados Unidos esté trabajando en esa hipótesis" de producir un cambio en el organismo, aclaró el diplomático. En ese sentido, un alto miembro de la comitiva nacional afirmó a Télam, en el lobby del hotel Marriot de Los Ángeles -anexado al Ritz- donde se alojó la delegación argentina, que "hay que reorganizar la OEA, más allá del pedido de renuncia" de Almagro.
Esta fuente admitió que si bien es "difícil" que la salida del actual secretario general de la OEA sea inmediata, aseguró que "es casi unánime" la postura de los países que consideran que el organismo tiene "un mal funcionamiento". El próximo viaje de Fernández será entre el 26 y el 28 de este mes, cuando estará presente en la reunión del G7 ampliada que se realizará a fin de mes en el castillo de Elmau, en los Alpes Bávaros, en el sur de Alemania.
Ese encuentro "es una oportunidad para poner un norte y generar un ámbito para terminar la guerra en Ucrania", sostuvo el mandatario argentino en la tercera reunión plenaria de la Cumbre de las Américas. El G7 es un foro compuesto por Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia, Japón, Canadá y Estados Unidos, y cuenta con la participación de la Unión Europea.
Para la edición de la cumbre que se realizará este año en Alemania fueron invitados Argentina, Indonesia, India, Sudáfrica y Senegal. Argentina ejerce la presidencia pro tempore de la Celac; Indonesia desempeña actualmente la Presidencia del G20; India tiene una asociación estrecha con Alemania que se reflejó en una reciente visita que el primer ministro Narendra Damodardas Modi realizó a Berlin; Senegal preside la Unión Africana y Sudáfrica, el país más desarrollado de ese continente, es integrante del G20.
Esa postura de poner fin a la guerra se la planteó Fernández al secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, en esta Cumbre de las Américas, y también le describió las consecuencias que el conflicto en el este de Europa genera a escala global en materia de energía y alimentos.
"Sin humillaciones ni deseos de dominación. Sin geopolítica deshumanizada ni privilegios de violencia", remarcó el jefe de Estado en su alocución en la Cumbre en el párrafo dedicado a los acontecimientos que se desarrollan en Ucrania.
En la Cumbre de Los Ángeles, el jefe de Estado argentino aprovechó también para mantener diversas reuniones, la mayoría vinculadas a inversiones. Con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dialogaron sobre las potencialidades que tiene el vínculo económico y comercial que mantienen ambos países.
Los mandatarios coincidieron en avanzar en una agenda común, en particular en los sectores energético y agroalimentario. Fernández y Trudeau también compartieron el interés por las inversiones conjuntas para la producción de fertilizantes, tema en el que trabaja la empresa Profertil, cuyos principales accionistas son YPF y la canadiense Nutrien.
El mandatario argentino acordó con el presidente de Chile, Gabriel Boric, inversiones para gas y energía renovable, y juntos anunciaron una provisión diaria de 300.000 metros cúbicos de gas natural por día a la región de Bio Bio, en el país trasandino. Con el gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, Fernández analizó la agenda común entre América Latina y los Estados Unidos.
En ese encuentro se abordó una agenda de igualdad de género y ampliación de derechos, y de la cuestión climática, y Fernández lo invitó a visitar la Argentina. En tanto, con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, mantuvo un diálogo informal por la integración energética.
Por su parte, el CEO de Google, Sundar Pichai, le anunció al Presidente argentino un compromiso de inversión de la compañía de 1.200 millones de dólares para impulsar la transformación digital en América Latina. En tanto, el titular de General Motors Internacional, Shilpan Amin, le hizo saber para julio el inicio de producción de la nueva Chevrolet Tracker en su complejo automotor de Alvear, en la provincia de Santa Fe, lo que demandó una inversión de 350 millones de dólares.