El expresidente Donald Trump reiteró este lunes en sus propias palabras, y a través de sus abogados, que está siendo víctima de una persecución política, durante el primer día del juicio civil en su contra por fraude en la Organización Trump, que durará casi tres meses y puede resultar crucial para sus negocios.
Trump acudió voluntariamente a la Corte Suprema de Nueva York y, si bien mantuvo una actitud estoica en la sala, aprovechó la presencia de periodistas en sus entradas y salidas para calificar el proceso de “farsa” y “caza de brujas” y arremeter por su ideario demócrata contra la fiscal Letitia James y el juez Arthur Engoron.
Aunque no puede ser condenado a prisión por esta acusación, el juicio civil contra Trump es apenas un anticipo de la larga serie de casos que le esperan en las cortes y que amenazan con perturbar su campaña electoral, pero no su popularidad. El expresidente está inculpado en lo penal en otros cuatro casos diferentes, que por el momento no han hecho mella en su aprobación ante la base republicana.
El juez Engoron confirmó este lunes que el juicio civil contra el expresidente, sus hijos y sus socios durará hasta el 22 de diciembre. Lo que se dirimirá entonces son seis cargos relacionados con ilegalidades en las prácticas de la empresa: falsedad documental, emisión de datos financieros falsos y fraude de seguros, pues el cargo principal de fraude ya se resolvió de manera sumaria en contra de los acusados la semana pasada.
La Fiscalía expuso que Trump, sus dos hijos mayores y dos socios tenían conocimiento o participaban en la práctica de inflar los activos de la Organización Trump en sus declaraciones financieras para así obtener ventajas en préstamos bancarios y seguros. El abogado de la fiscalía, Kevin Wallace, recordó que el fraude quedó establecido jurídicamente y que los acusados “habían inflado sus activos entre 812 y 2.200 millones de dólares por año” entre 2014 y 2021, como dictaminó la semana pasada el juez Engoron.
Mucho está en juego para el expresidente, especialmente su fuente de ingresos en Nueva York: el juez canceló sus licencias de operación, los fiscales reclamaron ayer que se le prohíba hacer negocios y está por determinarse la compensación por daños, que podría ascender a 250 millones de dólares. Estas sanciones supondrían “un duro golpe para la capacidad de Donald Trump de hacer negocios en el estado de Nueva York”, según Will Thomas, profesor de derecho mercantil en la Universidad de Míchigan.
Trump, que amasó su fortuna en el sector inmobiliario y los casinos en los años 80, perdería entonces el control de varios de los edificios emblemáticos de su grupo, como la Trump Tower, en la 5ª Avenida de Manhattan. Según la fiscalía, la superficie del apartamento del empresario en la Torre Trump se triplicó y el edificio del número 40 de Wall Street se sobrevaloró entre 200 y 300 millones de dólares en los estados financieros.
EFE y AFP